viernes, 19 de agosto de 2011

Reseña: ‘Harry Potter: la magia de los textos’

El nuevo libro de Sifontes Greco nos responde: ¿Qué y quién es Harry Potter?

Por: Loredana Volpe

Para quienes han relegado la heptalogía de novelas de Rowling al trastero del recinto académico, llega de la mano de la investigadora, poeta y profesora venezolana Lourdes Sifontes Greco: Harry Potter: la magia de los textos, publicado por la Editorial Equinoccio de la Universidad Simón Bolívar, un escrupuloso y profundo análisis ―dividido en siete capítulos, ¿mera coincidencia?— sobre los mecanismos discursivos que juegan un papel crucial para la formación de la serie novelesca, en el que se sondea en los diversos elementos de la saga que intervienen en su aceptación masiva por parte del público lector, creando así el “fenómeno Potter” —del que, sin duda, hemos sido fieles representantes desde que fuimos conducidos junto con Harry a cruzar el umbral del Caldero Chorreante para acceder a otro mundo posible coexistente con el nuestro. Un entorno donde la magia se materializa en la cotidianidad y del que nuestro héroe es accidentalmente el salvador: “el niño que vivió” y redujo al mago más peligroso de todos los tiempos, Lord Voldemort, cuando no tenía más que un año—.

Así, Sifontes Greco recorre el viaje del héroe: un huérfano que ha sido maltratado por sus tíos muggles durante once años, al mejor estilo de Perrault y su “Cenicienta”, se ve de pronto inmerso en una serie de acontecimientos que definirán el destino de ese mundo mágico, en que el somos iniciados al unísono con el héroe y que, curiosamente, nos es más que familiar: magos, escobas voladoras, elíxires, dragones, conjuros, rituales, espadas mágicas, varitas, lechuzas, profecías y brujas que se transforman en gatos forman parte de un imaginario que ha sido excluido del “inventario del conocimiento legítimo” (Sifontes Greco, 2011: 103), pero subyace en el inconsciente colectivo como una biblioteca de verdades alternativas.

Esa multiplicidad de textos convergen en las novelas de Rowling, creando de este modo una atmósfera ficcional en la que como lectores seguimos al protagonista en una travesía a través de diversos mundos textuales: mitos, bestiarios fantásticos, cuentos de hadas, epopeyas (como el Cantar de los Nibelungos o el Beowulf), romances caballerescos (como Yvain, el Caballero del León, de Chrétien de Troyes), sagas medievales, relatos bíblicos, ópera, juegos de rol (como Dungeons and Dragons), la historia, las Bildungsroman o novelas de aprendizaje, novelas detectivescas y, cómo omitirlo, videojuegos (como The Legend of Zelda, por citar el caso más evidente). Como vemos, Harry Potter comprende un entramado de diversas referencias que hacen de éste un “recipiente (¿un caldero?) en el que unos cuantos mundos posibles se han dado cita para construir otro mundo alterno”, un cosmos de papel que no es sino una “parodia seria” (y no es que estemos descartando el humor de las novelas, que con personajes como Hagrid, Dumbledore y Ron Weasley tiene de sobra), en la cual la autora se apropia de una serie de textos de diversos géneros que serán luego recreados y redimensionados con un fin (Sifontes Greco, 2011: 210). Un fin que cumple a cabalidad con cierta utopía del hombre romántico —que ya no parece una quimera—: Harry Potter responde a la necesidad de recordar a sus lectores el estrecho vínculo que guardan sus vidas con todas esas fuentes del pasado, y que el vertiginoso ritmo de la posmodernidad les ha hecho olvidar. Revive ciertos valores que parecen desterrados a la fosa del lugar común en la actualidad, pero que para nuestros ancestros constituyeron una fuente de sentido y significado: la amistad, la valentía, la aceptación de la muerte y el amor que es capaz de superarla —alzándose así como potencia máxima—, el deseo de vencer al mal, la determinación, la fidelidad e incluso la compasión.

Las novelas de Rowling se ven marcadas por una nostalgia del pasado, quieren hacernos recordar aquel tiempo en el que buscábamos verdaderas respuestas a qué o quiénes somos y “cómo, tal vez, deberíamos ser” (Sifontes Greco, 2011: 232). No en vano hemos aludido a la relación entre el mito y la construcción del viaje de Harry Potter: un personaje heroico, sí, una leyenda en el mundo mágico, pero tan humano e imperfecto como cualquiera de nosotros, por ello no es difícil que nos identifiquemos inmediatamente con él y con la búsqueda de sí mismo que debe emprender desde su primer año en Hogwarts. Así los magos de su mundo deben enfrentarse a los mismos problemas que los muggles, el contexto cambia, es cierto, pero no somos tan diferentes después de todo.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

SIFONTES GRECO, L. C. (2011). Harry Potter: la magia de los textos. 1ª ed. Caracas: Equinoccio.



Fuente: blogHogwarts

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